la que soy, la que sueño.
En ambas partes, yo,
repitiendo tu nombre,
intentando contar
las fechas de tu ausencia,
convertirlas en cero.
Sumar, junto a la luz,
la armonía, la música,
las veces que en tus ojos
se me ha hecho de noche
y nunca noche,
las palabras que nunca pronuncié
y en los versos se pronunciaron solas,
el delirio de amor que me cautiva
y hace cautiva de tu sombra,
el fuego que me enciende
hasta hacerme algodón
para cubrirte entero.
Ábreme como quieras,
en ambas partes, tú,
como un dios multiforme
que habita en mi silencio.
De Por tus labios y tu herida (Editorial Dalya-2018)
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